“60$ no alcanza para nada”, “Solo nos dan plátano, ni que fuéramos chanchos”; se escucha de todo en nuestro querido país y concuerdo con algo que una vez leí: “El miedo nos hace aflorar conductas que no nos conocíamos”; en algunos casos, porque en otros, la ingratitud es parte de su diario vivir.

Me alegra que ciertos sectores gocen de dicha ayuda y que lo acepten agradecidos, o talvez no, pero, ¿En serio tuvieron que pintarles bolitas blancas en calles y aceras para hacer respetar el tan importante metro de distancia que se aconseja para evitar el contagio?

Vemos como varias alcaldías han decidido implementar esta medida, talvez como un acto desesperado ante la necedad de muchos; hay que cuidarles la vida ya que ellos no lo hacen, y os felicito, y ojalá la policía no tenga que ir uno por uno pidiendo que por favor se pare dentro del circulito y tras eso, resultar agredidos.

Y ojo, no tengo nada en contra de aquellos que salen a diario; cada quien conoce sus necesidades y razones, pero recuerden que terminar con esta crisis depende en mucho de nosotros; no es culpa de los alcaldes porque no marcan las calles, ni del presidente que solo da $60, ni de los hospitales y médicos que ya no se dan abasto con los contagiados; ni de la policía que no los obliga a tomar distancia porque esto es resultado de nuestra propia indisciplina y de la extrema confianza en que como somos chéveres, no nos va a pasar nada.

Hay circunstancias que nos obligan a salir, es comprensible; lo que no es comprensible es caminar por la calle con la mascarilla en la frente, por ejemplo; a estas alturas ya todos conocemos las medidas de precaución; ¡Solo hay que seguirlas por Dios!

Asuma la responsabilidad de velar por los que ama; sea culto, sea cauto y si con los círculos en las calles aún no entendió, pues ruegue que para usted si haya un respirador para poder salvarle la vida.

Ec. Viviana Briones Peña
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