Avigdor Liberman, ministro de Finanzas de Israel y presidente del partido Yisrael Beiteinu, señaló que ningún acuerdo diplomático podrá detener el desarrollo del programa nuclear iraní y su negativa a cumplir con el acuerdo del 2015, por lo cual la confrontación entre ambos países es inevitable.

“Una confrontación con Irán es sólo cuestión de tiempo, y no mucho tiempo”, dijo Liberman durante una entrevista sobre el esfuerzo en curso para hacer que Teherán vuelva al acuerdo nuclear del 2015 con las potencias mundiales.

“Ningún movimiento o acuerdo diplomático detendrá el programa nuclear iraní. Este es un problema de la comunidad internacional, pero ante todo nuestro, porque han declarado que su política es la destrucción de Israel, y lo dicen en serio”, añadió el funcionario. Agregó que Teherán se vio sorprendido porque Israel destinará un presupuesto de 1.500 millones de dólares a un virtual enfrentamiento con la República Islámica.

El mes pasado, el primer ministro Naftali Bennett declaró en su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas que “el programa nuclear de Irán ha marcado un hito, al igual que nuestra tolerancia. Las palabras no impiden que las centrifugadoras giren… No permitiremos que Irán adquiera un arma nuclear”.

Por otro lado, el Gobierno israelí anunció que construirá casas en la disputada zona de Cisjordania. La decisión causa indignación de los palestinos que ven la medida como una nueva afrenta por parte de sus vecinos judíos. Estados Unidos y la comunidad internacional ven con preocupación la decisión israelí de promover nuevas construcciones en dichos territorios.

La licitación hace crecer las tensiones en la ya fracturada relación entre Palestina e Israel. El Ministerio de Relaciones Exteriores palestino dijo que los nuevos planes de asentamiento podrían tener un «impacto catastrófico en las posibilidades de lograr la paz” entre los dos estados. Está previsto que 729 unidades se construyan en Ariel, al norte de Cisjordania, y 346 en Beit El. La ONU dice que estos asentamientos no tienen «validez legal» y califica esta ocupación de «flagrante violación» contra el derecho internacional.

El gobierno de Joe Biden prendió las alarmas y vio en la nueva construcción un obstáculo para llegar a un acuerdo de paz entre las partes. La mayoría de los países consideran ilegales los asentamientos de Israel en Cisjordania y tampoco reconocen a Jerusalén como la capital judía.

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