Como respuesta la suspensión de las credenciales de ocho de sus diplomáticos, por parte de la OTAN, Rusia suspendió este lunes los lazos con la Organización de Tratado del Atlántico Norte. Esto ocurre luego de varios años de acusaciones mutuas sobre la agresividad de Moscú y el acercamiento de la Alianza Atlántica a las fronteras del país.
El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, manifestó en una rueda de prensa que “cesamos las actividades de nuestra misión permanente ante la Alianza, incluyendo el trabajo de nuestro principal representante militar, a partir del 1 de noviembre, en respuesta a las acciones de la OTAN”. El jefe de la diplomacia rusa se refería a la expulsión a principios del mes por parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte de ocho diplomáticos de Rusia, a los que se consideraron agentes de inteligencia no declarados.
Tras el ingreso a la OTAN en 2004 de las tres repúblicas bálticas que Rusia considera parte de su zona de influencia (Estonia, Letonia y Lituania), la crisis con Georgia en 2008 y la de Ucrania en 2014, la Federación considera una amenaza el acercamiento de la OTAN hacia sus fronteras. La alianza militar a su vez acusa a Moscú de un comportamiento agresivo, contrario al Derecho Internacional y a sus compromisos, especialmente en la región del mar Negro.
El diálogo ya era prácticamente nulo tras la congelación de toda cooperación práctica en 2014, cuando la Organización suspendió toda cooperación práctica con Rusia en respuesta a las «acciones agresivas» de ese país en Ucrania con la anexión de la península de Crimea y el apoyo del Kremlin a los rebeldes prorrusos en el conflicto en el este de ese país (Donbás). Esa cooperación incluía proyectos en Afganistán y la cooperación en la lucha contra el terrorismo y en materia científica.
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