Con una mirada perdida, sentada en el portal de su casa, tratando de asimilar la peor noche de su vida, Otita Romero cuenta cómo fueron los minutos en que perdió a seis integrantes de su familia.
Eran pasadas las 22.00 del domingo 9 de octubre, cuando en tres viviendas del Rcto. Las Leonas, en Yaguachi, ocurrió una masacre. Otita cuenta que escuchó varios disparos, insultos y fuertes golpes en las puertas de las casas de sus familiares, «venían matando de casa en casa, abrían las puertas con un fierro bien grande, parecido al que usan los policías, hasta que llegaron a mi puerta de madera y de un solo golpe la abrieron».
La adulta mayor cuenta que primero ingresaron a su cuarto. Ahí dormía junto a su esposo y un sobrino, los sujetos los apuntaron, y ella junto a su pareja se encomendaron a Dios diciendo «la sangre de Cristo tiene poder». Al parecer los sujetos se arrepintieron y uno de ellos dijo «dejen a los abuelitos» y se fueron al otro cuarto.
Ahí dormían la menor de sus cuatro hijos, Melany Vargas, de 23 años, su yerno, Mario Morales, de 28 y su nieta de tan solo 3. A la menor la habrían sacado del cuarto y cuando la iban a matar, su padre dijo «déjamela». En ese momento lo acribillaron junto a su pareja.
Desde ese instante, la niña no dijo una sola palabra, y luego de unos minutos, cuando los criminales salieron de la casa, la menor entró al cuarto de sus abuelos diciendo «mataron a mi mamá, mataron a mi papá, están muertos en la sala».
Cuando los adultos mayores salieron, observaron los cuerpos sobre el mueble y el piso.
Otita del Carmen Romero Zambrano, fiel asistente a una iglesia cristiana, mencionó que «por la misericordia de Dios estamos aquí «, porque durante todo el ataque se dedicó a orar junto a su esposo y nunca perdieron la fe.
En la otra casa, donde los sujetos ingresaron primero, asesinaron a Carlos Vargas y a su esposa Magaly Ruiz. Sus cuatro hijos, todos menores de edad, se salvaron porque se escondieron debajo de las camas y afortunadamente no le hicieron nada al bebé de tan solo 6 meses que dormía junto a ellos.
En la otra vivienda, la escena fue igual. Mariana de Jesús Romero, de 55 años, fue asesinada junto a su yerno, Asdrubal Castillo de 31. Su hija logró esconderse en el baño, y le tapó la boca a su hijo de tan solo dos años, para que no gritara. Así lograron pasar desapercibidos.
Cinco cuerpos serán velados en los patios del lugar donde ocurrió la tragedia, mientras que el de Magaly Ruiz será velado y sepultado en Guayaquil.
Son más de cinco niños que quedaron huérfanos, todos están aislados del lugar donde ocurrió la desgracia. Ellos deberán pasar por una dura recuperación y sus familiares mencionan que necesitarán ayuda psicológica.
Mientras tanto, exigen que se investigue bien y se haga justicia, pues presumen que toda esta tragedia fue producto de una equivocación, ya que ninguno de los fallecidos registra antecedentes penales o mantiene cuentas pendientes con la justicia.
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